Esto no me lo dijo mi cuñado, imitando al Richelieu de José Mota, en la cena de navidad después de preguntarme impertinente por cuanto había vendido el piso de la playa y después de negarme varias veces a contestarle, y, para que me dejase en paz, decírselo en un acto de extrema debilidad.
Tampoco me lo dijo mi mujer cuando le comenté el precio que había acordado con el comprador; entre otras cosas, porque se encontraba en el rango alto de la horquilla que nos habíamos marcado como objetivo, con el asesoramiento del API que lleva vendiendo pisos en la zona desde hace 30 años.
Tampoco me lo dijo mi suegra, mujer discreta donde las haya, aunque en su foro interno esté convencida de que lo soy y se lo haya dicho repetidamente a mi mujer desde que me conoció.
Me lo ha dicho HACIENDA, es decir, la AGENCIA TRIBUTARIA, también conocida como AEAT, y en concreto, una Inspectora de Hacienda que me envió una atenta carta en la que amablemente me pedía que me pasase por su despacho para que llevase la escritura de compra y la de venta del piso de la playa y los justificantes de los gastos.
"Claro que sí, señora, encantado de verla, Fernando Galindo, un admirador, un esclavo, un amigo, un siervo". Lo llevé todo; estaba tranquilo, la declaración la había hecho mi asesor fiscal, que me hace las declaraciones de toda la vida, muy ordenado y paciente conmigo, que me había pedido lo mismo cuando preparó la declaración y yo había tardado ni se sabe en encontrar los papeles.
Pues nada, con otras palabras pero, vaya, la inspectora, en resumen, me dijo: vendiste por debajo del valor de mercado, regalaste el piso, so TONTACO, el valor de mercado era el doble del precio al que vendiste (lo del doble, es literal, un poco menos).
Bueno, señora, ¿y usted qué sabe?, llevaba seis meses intentando venderlo, empecé alto pero, aun así, el precio de salida era bastante menos de lo que usted dice, pero no iba a verlo nadie, ni llamadas tenía. Lo vendí con un descuento respecto a lo que estaba pidiendo al principio, pero vaya, como cualquier vendedor que, al principio, pide el oro y el moro y luego la realidad te pone en tu sitio.
Pues ¿qué quiere que le diga? He pedido una valoración a un "experto independiente" y me dice que el valor de mercado era el doble, y aquí lo tiene, un informe, al final lo dice: Valor normal de mercado: TONTO DEL TÓ.
Ya, oiga, vale, pues nada, acepto pulpo por animal de compañía, ¿y a mí qué?
¿Qué a usted qué? Pues que va a pagar usted el IRPF como si hubiese sido LISTO.
(Continuará)
Colaborador:
Santiago Picossi
Mas info: https://www.inmonews.es/eres-tonto-y-no-me-lo-ha-dicho-mi-cunado-i/